
Por fin, tras algunos años sin poder disfrutar de mis ferias salmantinas, por andar trabajando por esos mundos de Dios, esta convocatoria estaré disponible para disfrutar de lo que me ofrezcan. Como aperitivo, pues el comienzo oficial de las fiestas es este domingo, ayer noche tocaron en Salamanca los maños de Amaral.
Se retrasaron casi media hora los zaragozanos, haciéndose de rogar, pero la espera mereció la pena. Tras abrirse el rojo telón, y aparecer de cuero negro la grandísima Eva Amaral con su fiel escudero Juan Aguirre, se nos ofreció un vibrante y potente espectáculo de dos horas ininterrumpidas. Un directo impecable, con una puesta en escena inmejorable, mezclando sus nuevos temas con sus viejos éxitos (en un número nada despreciable), la voz inconfundible e incombustible de la versátil Eva (que lo mismo agarra la guitarra que la armónica o hace los coros en una peculiar canción interpretada por Aguirre), y la complicidad que estableció con el público al mencionar conciertos pasados o su relación con el pueblo charro de Valdelosa (donde el grupo tiene un parque con su nombre en honor a un concierto que ofrecieron allí en 2002), detalles todos que consiguieron que el público cayera rendido a sus pies.
Por poner alguna pega, el sonido tenía un volumen excesivamente alto, haciendo que se perdieran algunos matices.
Amaral, el triunfo del talento.