
En este caso todo este éxito está mas que justificado, pues la novela aborda con maestría, sencillez y emotividad uno de los momentos históricos más dramáticos, una etapa de la historia adaptada en multitud de ocasiones por el cine y la literatura. Supongo que el gran reto de Boyne fue, precisamente, conseguir una perspectiva original, un acercamiento novedoso a un tema duro que muchos prefieren ya olvidar. Y a fe mia que lo consigue con creces: la limpia e inocente mirada de Bruno, el niño protagonista, pone de manifiesto lo increíblemente absurdo del conflicto, y consigue rescatar de nuestras aletargadas conciencias el dolor ante el sufrimiento humano.
Sencillamente, una obra maestra. Atención con Salamandra que últimamente está que se sale.