
Anoche se entregaron los Oscar de Hollywood, resultando triunfadora la británica "El discurso del rey". Le cayeron cuatro, y todos gordos: mejor película, director, actor protagonista y guión original. Demasiado premio para una película muy correcta pero que no debería haber pasado a la historia. En mi opinión, con el de Colin Firth hubiese bastado.
Natalie Portman se hizo con el oscar a la mejor protagonista por su pluscuamperfecta e impactante actuación en la perturbadoramente bella "Cisne negro", y Javier Bardem -de la mano de su amada y reaparecida Pe- se quedó sin premio por su interpretación en "Biutiful", que tampoco se hizo con la estatuilla a la película de habla no inglesa.