Cuidadín con la última peli del sueco Lasse Hallström. Uno se emociona, y mucho. La película es sencilla, de corta duración, pero sabe muy bien como jugar con nuestros sentimientos. Un adorable cachorro es extraviado en una estación de tren y encontrado por el profe que interpreta Richard Gere y, pese a las reticencias iniciales de su esposa (acartonada Joan Allen), finalmente se gana el corazón de la familia.
El perrito protagonista, de una raza muy respetada en Japón, es adorable. Mira y actúa como un auténtico profesional. Pronto establece una especial y profunda relación con su dueño, que le llevará a acompañarle cada mañana al tren que le conducirá al trabajo, y a esperarle a su regreso. Una mañana, pese a la intuición de Hachiko, el profesor tiene un infarto y muere durante su clase en el instituto. La fidelidad de Hachiko, inquebrantable, le lleva a regresar cada tarde (día tras día, año tras año hasta su muerte) a la estación, en espera del regreso -ya imposible- de su amado dueño. ¿Quien puede reprimir una lágrima furtiva ante semejante argumento?. Si pensáis que sí, bastará con echar un vistazo al perrito protagonista (tan tierno que desarma, de inocente mirada) para desistir de vuestro propósito.