

Estamos ante una comedia menor, sentimentaloide y sustentada tan sólo por el gancho comercial, discutido por muchos, de Scarlett Johansson. La historia es una ensalada de tópicos donde se mezclan sin ton ni son asuntos trillados: la infelicidad de los ricos, la soledad de las esposas e hijos de los business-man, la aparente indolencia de dichas esposas florero, la soledad de sus hijos, el enfrentamiento entre el trabajo vocacional y el económicamente rentable...en fin, temas más propios de los telefilmes de mediodía que de una producción cinematográfica. Al final, en un alarde de imaginación, todo acaba bien: la niñera no sólo sirve de catarsis para que la madre recupere el amor propio (y el de su hijo), sino que abandona su carrera en favor de su vocación y enamora al vecino guapo y rico (pero noble, que conste). Un pastelón, vamos.
Para no ser injustos, mencionar los aspectos positivos: una Laura Linney que exprime todo lo posible su personaje, el actor infantil que resulta aceptable, y las localizaciones de la ciudad de cine por excelencia: Nueva York. Por lo demás, una comedia ideal para ver un domingo tras la comida, con los ojos entornados por el sueño.
Lo mejor: Laura Linney.
Lo peor: Los personajes, demasiado estereotipados. Paul Giamatti desaprovechado. Argumento excesivamente previsible. El final, demasido happy end.
Nota: 3,5
Cine y día: 23-12-2007, Van Dyck Tormes, sesión 20:35.
