Ante la avalancha de comentarios que ha despertado el post de diversidad lingüística, me veo obligado a aclarar unos cuantos puntos, para que no se me acuse de nada que no merezca.
El término "periférico" aplicado a los nacionalismos de ciertas regiones españolas no pretende tener connotaciones peiorativas, simplemente lo escribí, o así lo entiendo yo, para hacer referencia a la situación geográfica de estas regiones (Catalunya, País Vasco, Galicia) respecto del estado español.
El "nacionalismo español" me parece tan peligroso o más que los anteriormente mencionados, y no suscribo en absoluto esa corriente, auspiciada por el PP desde hace años. La unidad española no me parece inquebrantable, ni algo sobre lo que no se pueda discutir. La actual configuración administrativa de España es relativamente reciente, y ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo de la historia, siendo comprensible que pueda volver a sufrirlas, sin que ésto tenga necesariamente que ser positivo o negativo. Es más, apoyaré cualquier tipo de inciativa política, siempre que esté respaldada por la mayoría de los ciudadanos.
Una vez deshechada la sospecha que sobre mi ideología podrían tener algunos lectores, paso a hablaros de mi situación personal. Trabajo y resido en Barcelona desde hace año y medio. Antes de seguir, aclarar un par de puntos que no pienso volver a repetir. Catalunya me encanta, me parece una comunidad de una belleza y diversidad como pocas en España, y la inmensa mayoría de catalanes respeta con escrupulosidad tu origen e idioma. De modo que, desde este momento, afirmo que no he sufrido ninguna discriminación relevante durante este tiempo.
Pero se hace notar, y mucho, un cierto "poso" nacionalista, que propugnan un pequeño porcentaje de catalanes (supongo que aproximadamente el mismo que de votantes de ERC), y que afecta no sólo a los ciudadanos castellano-hablantes, sino al resto de catalanes. Una de las manifestaciones más visibles de esta ideología es el uso del catalán. Esgrimiendo la bandera de idioma desfavorecido y en riesgo de desaparición, se han tomado medidas que, en lugar de favorecer su uso, discriminan sin tapujos al castellano. ¿Es lógico que te multen por rotular tu tienda sólo en castellano?, ¿tiene sentido que de TV3 desaparezca el castellano?, ¿por qué ninguna escuela educa en castellano e incluso hay dificultadas para encontrar alguna que imparta las 3 paupérrimas horas semanales reglamentarias?. En tu vida diaria encuentras innumerables ejemplos más: campañas electorales exclusivamente en catalán (¿no tendrán derecho a conocer los programas electorales los castellano-hablantes? ¿como elegirán su voto?), monopolio político de partidos nacionalistas, trámites burocráticos sólo en catalán, informaciones turísticas, conversaciones laborales, obras teatrales....un sinfín de situaciones donde, si bien te apañas por el parecido lingüístico, te agradaría poder resolver en castellano y no puedes.
Os aseguro que venía a Catalunya abierto de mente, deseando aprender catalán (en uno de sus gratuitos centros de "normalización lingüística", ya el nombre se las trae...), pero al llegar descubrí el pastel y me empeñé en no pasar por el aro. Que quieren que les diga, rebelde que es uno, pero ya desde pequeño nadie me obliga a nada. Como un rayo, si se te ocurre quejarte, una de estas personas tan catalanas (son minoría, insisto) te reprochará que estás en Catalunya, y que en Catalunya se habla catalán. Pobre argumento. Deberían recordar, por mucho que les pese, que de momento Catalunya pertenece a un estado, el español, cuya lengua oficial es el castellano. El conocimiento de ese idioma, el único que la constitución obliga a conocer, debería ser suficiente para entender y hacerse entender en Catalunya. Pero, de momento, hay unos pocos que no quieren entenderlo. Y esa minoría enfervorecida, empeñada obsesivamente en hacer de la causa nacionalista su modus vivendi, siempre haciéndote notar tu condición de "diferente", hacen un flaco favor a Catalunya y al resto de catalanes de bien. Alguien podría pensar, erróneamente, que algunos tópicos son ciertos. Pese a todo, llevo Catalunya en mi corazón, y el amor no entiende de idiomas ni de naciones.