domingo, 5 de agosto de 2007

Primer chapuzón: Sitges



Hola de nuevo, vamos rapidito que estoy muy retrasado. Este pasado jueves, en cuanto salí del trabajo, pasamos una tarde playera en Sitges, el primer remojón (un poco tarde, lo sé) del verano. Sitges, a escasos 36 kilómetros al sur de Barcelona, antigua villa de pescadores, es actualmente un foco turístico de primer orden. Especialmente, para el público gay, que tiene en esta localidad un lugar tranquilo y tolerante donde poder pasear y tomar el sol en una de sus numerosas playas, todas estupendas. Por si esto fuera poco, Sitges me parece un pueblecito de gran encanto, con un casco antiguo de pequeñas casas encaladas, plazas abiertas con vistas al mar, y callejuelas serpenteantes en cuesta cuajadas de pintorescas tiendas de todo tipo. En definitiva, un pueblo que a mí me encanta, y no sólo por su talante abierto, aunque reconozcamos que esto es importante.


A lo que iba, la tarde salió ventosa pero de tiempo inmejorable: solecito y calor pero sin excesos. El agua estaba a una temperatura ideal y pudimos mojarnos el culete un buen rato, con precaución, eso si, de no chocarnos con los wind-surfers. Después, un buen paseito por el pueblo con la cámara al hombro (ver flickr para constatarlo) y vuelta a Barcelona. Comprobamos, una vez más, una máxima muy cierta, y es que el ejercicio da pereza comenzarlo pero una vez que te pones, y cuando terminas, te sientes estupendamente. Ya sé que no todos teneis la suerte de tener el mar tan cerquita, pero tampoco se nada mal en las piscinas. Asi que, todos a nadar, que nuestro cuerpo nos lo agradecerá. Hasta la próxima.