domingo, 18 de mayo de 2008

De boda

Aunque no soy muy amigo de este tipo de jolgorios, por forzados y artificiales, ayer me deje convencer por mi prima, y acudimos prestos a la ceremonia donde formalizaría su matrimonio.

Y qué sorpresa que nos llevamos, en forma de cura simpático, salao y poco amigo de formalismos. La boda fue corta, atípica, y cuajada de anécdotas divertidas, protagonizadas por el anciano sacerdote y, también, por los nervios típicos de los contrayentes. Por referencias luego me enteré que el clérigo es de los de ayudar de verdad, recorriendo calles y acogiendo en su propia casa a quien lo necesite, de los de iniciativa. Ay, pero qué necesitada está la iglesia de gente así...

Para que os hagáis una idea ilustrativa, en lugar del típico pasaje de la biblia, el buen hombre recitó esta maravilla de poema de Mario Benedetti.

TODAVÍA
No lo creo todavía
estás llegando a mi lado
y la noche es un puñado
de estrellas y de alegría

palpo, gusto, escucho y veo
tu rostro tu paso largo
tus manos y sin embargo
todavía no lo creo

tu regreso tiene tanto
que ver contigo y conmigo
que por cábala lo digo
y por las dudas lo canto

nadie nunca te reemplaza
y las cosas más triviales
se vuelven fundamentales
porque estás llegando a casa

sin embargo todavía
dudo de esta buena suerte
porque el cielo de tenerte
me parece fantasía

pero venís y es seguro
y venís con tu mirada
y por eso tu llegada
hace mágico el futuro

y aunque no siempre he entendido
mis culpas y mis fracasos
en cambio sé que en tus brazos
el mundo tiene sentido

y si beso la osadía
y el misterio de tus labios
no habrá dudas ni resabios
te querré más...todavía.